El expresidente uruguayo tenía 89 años. Referente de una política sencilla, honesta y profundamente humana. En los años ’70 fue parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y durante la dictadura cívico-militar estuvo secuestrado durante más de una década.
Con el regreso de la democracia, fue elegido diputado, luego senador, ministro y finalmente presidente de la República entre 2010 y 2015. Tras dejar la Presidencia, volvió al Senado, banca a la que renunció en 2020, fiel a su estilo de alejarse de los privilegios.
Pasará a la historia como un dirigente que vivió como pensaba. Austero, rebelde y profundamente libre, se ganó el reconocimiento internacional como “el jefe de Estado más humilde del mundo”.
“No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”, decía con esa profundidad que lo caracterizaban. Pepe Mujica deja una huella imborrable en la historia latinoamericana. Un político distinto, cercano, entrañable.