Al comienzo de la entrevista, Cristina Civale se refirió a su último libro Los días después y contó: “Lo que me pasó cuando empecé a escribir poesía, que me pareció un atrevimiento total y lo hice de alguna manera como un juego, es que pensé que todo lo que había escrito antes era para llegar a ese momento. Nunca había hecho poesía, empezó como de chanta, como si cualquiera se podía poner a escribir eso. Me parecía como de chanta, como que la escritura tenía un laburo de contar una historia, de poner una gramática, de trabajar un texto, pero la escritura de la poesía es un laburo textual casi absolutamente”.
Asimismo, en diálogo con el programa Narraciones Extraordinarias, la escritora y guionista aseguró que “el humor distiende, nunca escribo cosas que tengan cierta densidad gramática. No son chistes, sino como que pasan cosas desopilantes”. A lo que agregó: “Para mí la escritura no tiene nada que ver con exorcizar absolutamente nada, es un laburo que me entretiene, me divierte y me desafía, yo no limpio mi vida escribiendo. Yo creo que el escritor es una persona que miente todo el tiempo y esto es una ficción, si vos crees que yo soy esto es un problema tuyo. La construcción de la ficción es una mentira francamente, no importa que sea verdad lo que escribís, importa que sea verosímil”.
“Lo más importante para mí en un texto periodístico es tener una idea original para escribir una crónica, una crítica de arte o lo que sea. Yo no cuento el cuadro, la obra de teatro, el libro, no spoileo eso, para mí eso es fácil y se hace con lo malo. En general cuando no sabes qué decir de algo malo, le contas la historia. En general no elijo cosas que son malas porque está lleno de cosas buenas. Entonces cuando elijo esas cosas trato de poner una idea, alguna pista sobre lo que estoy escribiendo, contextualizo históricamente; por eso no me considero crítica de arte ni de nada, soy divulgadora”, señaló la también periodista.
Por otra parte, al respecto de cómo era moverse en el mundo del arte durante la última dictadura, manifestó: “Yo sabía que pasaba, me manejaba con sumo cuidado. Por ejemplo, tenía un documento con una dirección falsa por si me agarraba la cana, es decir tenía mis cuidados. Una vez estuve en un episodio con la Policía, pero no voy a contar mucho, fue una cosa bastante fea la que me pasó porque te denunciaba la gente y podían ir a tu casa sin orden de juez. Te denunciaban por tener una tuca ponele”.
Ya sobre el cierre, precisó: “Para mí un escritor no solo escribe cuando escribe. El escritor es una persona que básicamente hace todo lo posible para no sentarse a laburar, pero hay todo como un ronroneo que es cierto. Hay veces que no estás escribiendo porque no tenes nada para decir probablemente. Pero cuando me pongo a escribir una obra, que yo considero que es una obra ya, no sé por ahí todo de ella pero tengo pensado hacía donde va, la trabajé caminando. Cuando camino escribo”.