En diálogo con La siesta es sagrada, comentó que junto a sus ocho compañeras tratan de concientizar en la prevención de enfermedades. Luego dijo que entre los pacientes, el número de mascotas adoptadas y el de perros de raza es balanceado.
Luego, consultada sobre la tendencia creciente a la humanización, expresó: “Nos parece mal. Que lo tengan como parte de la familia y le den los cuidados que corresponden, está bien. Pero hay veces que en vez de beneficiarlo lo perjudican, porque un perro no tiene las mismas características que un humano”, y que por eso, “hay cosas que vamos corrigiendo con los tutores”.
Entre otras situaciones, mencionó que “es frecuente con la comida, por ahí les dan chocolate y eso no les hace bien porque el aparato digestivo nada que ver con un humano”. Además hay gente que les ha dado ibuprofeno por creer que el animal está con un dolor. “Es tóxico para el perro, son cosas que no tienen nada que ver con su organismo”.
En ese sentido, aseguró que “el trato con los tutores es bastante difícil porque el animal no habla y dependemos 100% de ellos para ver qué le está pasando, y veces mienten o te dicen una cosa y a los dos minutos otra distinta”, concluyó.