Al comienzo de la entrevista, Sofía de la Vega, autora del libro de poemas Los ángeles son vacas, señaló: “El título lo puse mucho tiempo y después lo cambié porque me pasaba que el libro no salía, entonces medio por cábala en un momento lo cambié. Para mí es el título, primero porque a mucha gente le llama la atención. Después porque representa al libro, un poco habla de Tucumán y del pasaje de vivir allá a venir a Buenos Aires. Lo que yo quería contar, que hay una cosa un poco fantasiosa, es que las cosas no son lo que parecen; hay cosas que pensamos que son altas y en realidad son bajas, la idea de que los ángeles son vacas es así”. A lo que agregó: “Yo voy mucho a Tafí del Valle y los animales andan sueltos en praderas re grandes, y da esa sensación como que los animales tienen una especie de mística”.
Asimismo, la también profesora de Letras (UNT) y organizadora del Festival Internacional de Literatura Tucumán, manifestó: “Cuando uno está en un proceso de movimiento, está en una emergencia y la poesía es perfecta para esas emergencias. Ahora estoy escribiendo una novela que también es sobre el norte, pero necesita otro tiempo y otro desarrollo, es algo menos directo. Yo en ese momento de vida que tenía necesitaba como mostrar algo ya y la poesía, como creo que muchos poetas lo dicen, te golpea y caían los poemas, no es que yo lo busqué. También a veces pasa que esos poemas te dejan de aparecer y pasas años sin escribir poesía. La poesía tiene esa cosa media mística que no me pasa con otros tipos de escrituras”.
Por otra parte, respecto al vínculo de la religión con la literatura, precisó: “Siento que es muy loco porque se perdió, pero también es muy interesante todo lo que pasó con la muerte del Papa, como que se reavivó esa llama. En el norte siempre se mantiene, lo que yo quise hacer en el libro es la idea de que está la religión católica pero también están las espiritualidades más populares, uno en Tucumán va a misa pero también a la curandera. Eso es lo que me interesa cuando escribo, que haya un amontonamiento de todo eso y que las figuras están al servicio de toda una zona de la Argentina que está media borrada para mí en el canon literario, que es el norte como también está borrado el sur (…). Es como si fuéramos solamente llanura y es totalmente erróneo eso. Desde mi escritura siempre trato de militar otros paisajes”.
Además, en diálogo con el programa Narraciones Extraordinarias por Radio Provincia AM1270, reflexionó: “Lo particular del libro es que, hoy por hoy, es un dispositivo que no nos permite estar con otros dispositivos. Es un baluarte, un tesoro; no se puede estar mandando mensajes y leyendo un libro, te pone en otro lugar. El desafío es seguir manteniéndolo, por eso cada vez estamos más burros, porque no leemos. Yo hago un trabajo muy fuerte para poder leer más y dejar un poco el celular porque lo que te genera la lectura concentrada es algo muy valioso para lo cognitivo. Por eso hay un montón de movidas para que los chicos lean: clubes de lectura, talleres literarios”.