Al comienzo de la nota, Ricardo Roux se refirió a su muestra 80 años son un montón, la cual se inaugurará el viernes 18 de julio en Central Newbery, y manifestó: “Son trece obras de 2x2, hay varias que tienen que ver con la Villa: La ventana y el mar, Amanecer en la playa, Tarde de lluvia. Mucho tiene que ver con el mar, una infancia acá te deja una marca para toda la vida. Estoy muy agradecido a mis viejos por habernos traído a pasar la infancia acá, a los dos años ya estaba instalado e hice toda la primaria. Cuando volvimos a Buenos Aires para estudiar el secundario yo sufrí muchísimo. Vivíamos a una cuadra del Parque Rivadavia y para mí era como jugar en una maceta”.
Asimismo, en el programa El Holograma y La Anchoa por Radio Provincia AM1270, señaló: “Mi pintura es un sin límite hace ya unos cuantos años. Llegó un momento que dejé de pensar en la pintura y me comuniqué con el cuerpo, entonces llegué a darme cuenta que mi pintura era un gesto más del cuerpo como dar la mano, hacer el amor, hacer una sopa. Yo pinto así, saltando”. A lo que agregó: “El secreto de la pintura es la armonía, la construcción, el equilibro, la composición. Esto se me dio naturalmente”.
Por su parte, Aníbal Zaldívar comenzó su participación en la entrevista hablando de la película La boya. “Lo que tengo en relación a Fernando (Spiner) es una amista de adolescencia. Yo vine a los doce años a vivir acá y él vino en la misma época, y siempre tuvimos una relación que pasaba mucho por la poesía. Todo lo que se cuenta en la película es real, es un documental con elementos de ficción que están puestos para mejorar el producto final”, destacó. “La historia empieza en los 70 cuando éramos adolescentes y nadábamos en el mar. Fue pasando el tiempo, siempre nos mantuvimos amigos y de grandes nadábamos todos los veranos hasta la boya. Fernando se empezó a fascinar con el objeto y con ese elemento puesto en la inmensidad del océano”, añadió.
Además, el poeta y creador del periódico El Fundador, expresó: “Como me iba bien con la literatura y la cultura en general, en una oportunidad apareció la posibilidad de trabajar en Canal 2. A fines de 1985 me llamó el director y empecé a trabajar conduciendo los programas del noticiero. En septiembre de 1987 empecé con el medio gráfico junto con un amigo y fue un éxito inmediato. Irrumpió como algo nuevo, arrancamos a repartirlo gratuitamente de lunes a viernes, era una hoja vuelta y vuelta. Después apareció uno que era vendedor de publicidades y empezaron a sumarse páginas. Fue una aventura muy rica en todo sentido”.
En tanto que, el artista plástico confesó: “Yo no me propongo nada cuando pinto. Primero estoy largo rato mirando la tela en blanco hasta que me empiezan a aparecer cosas, manchas que se mueven, y ahí arranco como loco tres o cuatro horas. Después me lleva mucho tiempo arreglar eso. Primero romper el hielo, superar el miedo de atacar una tela en blanco, no solamente porque este en blanco sino también porque vale mucha plata; después es una lucha, una discusión o una charla amena con lo que estás haciendo hasta que llega un momento que es como una sensación en el estómago que no se me ocurre más nada, no hay más nada que hacer”.