Por su parte, Porchietto expresó que “podés tener una intención de estar más o menos pegada a lo que pasó o de soltar el dato real como condicionante de lo que pasó y tratar de contar algo. Para contar la ‘verdad’ hace falta artefacto en la ficción y un montón de invenciones que no pasaron”. En la misma línea, Levín sostuvo que “es algo que todos nos encontramos en el día a día cuando uno va al psicoanalista, cuando uno tiene que contar algo y tiene a ese otro en frente, de por sí para que se entienda, tiene que poner en relato y no es mentir o faltar a la verdad, pero uno elige cosas que se conectan unas con otras, y hace un recorte”.
En otro orden y en referencia al umbral entre la posición política de cada uno y su trabajo como guionista, Levy remarcó que “el sentido de la serie no está dado nada más por nuestros guiones, hay un montón de gente involucrada”, y con ello “lo que intentamos fue conocer a los personajes y ponerlos a jugar”.
“Más allá de juzgar por bueno o malo un gobierno y sus políticas económicas (…) En ese momento como guionistas nos fascinamos todos por tener un personaje en frente tan rico como Menem, y lo que hicimos fue abrazarlo realmente” y por lo tanto “es una fiesta escribir ese personaje más allá de lo ideológico”, añadió Porchietto.
Por último, Levín consideró que “uno puede tener una postura, pero cuando uno está escribiendo, tiene que estar en una predisposición mucho más dinámica”.
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