Se desempeñaba como mediocampista defensivo o central y formó parte del equipo que obtuvo, consecutivamente, el Campeonato Metropolitano 1982, con la conducción técnica de Carlos Salvador Bilardo, y el Nacional 1983, ya con Eduardo Luján Manera, tras el alejamiento del "Doctor" para incorporarse como DT del Seleccionado argentino. Integró uno de los más destacados mediocampos del fútbol argentino de la década de 1980, junto a Marcelo Trobbiani, José Daniel Ponce y Alejandro Sabella.
Russo comenzó su carrera como DT dirigiendo a Lanús que transitaba en la Segunda División del fútbol argentino, donde logró dos ascensos a la máxima categoría: en 1990 y 1992. Entre 1994/95 fue el entrenador de Estudiantes de La Plata, en dupla con Eduardo Luján Manera, logrando, nuevamente como campeón, el ascenso a la Primera División.
Al año siguiente se fue a dirigir la Universidad de Chile donde alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores 1996.Tuvo cinco etapas en Rosario Central, la primera de ellas en 1997. Logró clasificar a la Copa Conmebol 1998. Siguiendo su trayectoria internacional dirigió en España a Unión Deportiva Salamanca; en México a Monarcas Morelia; en Colombia a Millonarios; en Perú a Alianza Lima; en Paraguay a Cerro Porteño; y en Arabia Saudita a Al-Nassr.
Russo fue muy respetado en cada lugar que trabajó, además de haber logrado múltiples campeonatos tanto nacionales como internacionales. Una de las características de su carrera como DT fue que dirigió repetidas veces a un mismo equipo, por dar un par de ejemplos: en Rosario Central fue en 5 ocasiones y en Boca Juniors estaba cumpliendo la 3° etapa y logró levantar su última Copa de la Liga 2019/20.
Juan Sebastián Verón habló en el Deportivo 1270 desde su perspectiva como jugador de Miguel Angel Russo.
“En primer lugar fue una persona que la puedo dividir en dos: la primera era la cercanía porque tenía una amistad con mi papá (Juan Ramón) y por otro lado fue el técnico que me dio la confianza necesaria en Primera más allá que debuté con Enzo Trossero. Fue un momento muy complejo del club y Miguel junto a Luján Manera se hicieron cargo de la dirección técnica estableciendo las bases de lo que es hoy el fútbol de nuestro club”.
“Con ellos como técnicos no era sólo fútbol en el campo de juego sino que había historias, vivencias y todo eso me lo llevé y lo puse en práctica a mi vuelta. Ahora me voy a referir a Miguel como jugador, de esa camada impresionante del ´82 y ´83 que conformaban un equipo increíble y que siguen en la galería de mis ídolos”.
El recuerdo permanente del club de sus amores.
“Siempre que Miguel ganaba algo aparecía el nombre de Estudiantes y su formación y eso es lo que enorgullece al hincha, incluyéndome a mí. Fue un representante y un exponente importantísimo de nuestro club no sólo puertas adentro sino puertas afuera”.
Sebastián describe la cercanía familiar con Miguel Angel a través de la amistad con su padre Juan Ramón.
“Siempre hablábamos con Miguel de diferentes cuestiones, siempre mantuvo ese vínculo que tenía con mi viejo pero también sostuvo el lazo afectivo con los compañeros de su época y eso dio lugar a la mística y el sentido de pertenencia. Los jugadores de viejas camadas siempre estaban en el club aunque no ocupaban ningún cargo en la comisión directiva. Podemos nombrar a Cacho (Malbernat), Juan (Ramón Verón) y el Bocha (Flores), se tenían y algunos todavía se tienen un respeto de personas que representaron mucho pero siguen representando mucho más por cómo sienten, se preocupan y cómo lo trasmiten”.
La vuelta de jugadores siguiendo la mística que impusieron los “grandes”.
“Hoy los chicos eligen volver a Estudiantes porque hubo unos cuantos de los grandes que lo hicieron antes como Juan (Verón), Alejandro (Sabella), siempre hubo un regreso pero también el permanecer. Miguel siempre estaba pendiente del club aunque estuviera lejos”.