Ricardo Greene, sociólogo chileno y autor del libro Vivir en un barrio cerrado, manifestó: “Cada día entran y salen 7.000 trabajadores más o menos de Nordelta. Es re interesante eso porque se habla mucho de que los countries son como burbujas o islas de riqueza en un mar de pobreza y hay mucho esfuerzo puesto por el propio barrio en mantener esa ilusión de aislamiento, y sin embargo los bordes son enormemente permeables. Entran trabajadoras domésticas, guardias de seguridad, pileteros, jardineros, las maestras de los cuatro colegios que hay adentro; un ejército profesional de servicios”.
A lo que agregó: “Es una utopía de aislamiento parcial. Es interesante porque se presenta como una utopía de aislamiento total, entonces las personas a veces como que entran en conflicto cuando se dan cuenta que obviamente necesitan gente que entre. Necesitan gente de la construcción que levante las casas, pero no le gusta verlos ahí adentro porque sienten miedo de que sus hijas caminen por ahí o de que los chicos estén haciendo cosas que no son debidas. Regular ese flujo es muy importante para ellos”.
Por otra parte, indicó: “El racismo no es algo que estuviera en mi cabeza como una categoría de análisis, como algo que existiera tan abiertamente en la sociedad argentina (…). Me fue apareciendo mucho en las entrevistas. Al principio yo lo descartaba porque la gente hablaba de 'negros' solamente, pero de a poco era mucho más que hablar de negros y de esa palabra en sí, eran muchas prácticas para separar una población que era percibida como subhumana o inferior. Fue distinguiendo la exclusión de esta población pero también la domesticación, es decir el poder trabajar con ellos. Por ejemplo en Nordelta con un taller de capacitación para empleadas domésticas donde el foco principal era actitudinal, enseñarles la forma adecuada de comportarse”.
Asimismo, ya en el cierre de la entrevista con el programa Historia Nocturna, expresó: “Los primeros dos capítulos del libro son históricos, el resto etnográficos. Lo que hago es mostrar que Nordelta no es una locura que aparece de la nada, que los countries no son como un nuevo invento del postcapitalismo sino que están enraizados y uno puede ver antecedentes en una serie de operaciones racistas especialmente en la construcción del Gran Buenos Aires”. Mientras que concluyó: “Me parece bien llamativa la institucionalización de nuevas instancias de resolución y regulación de la vida social. Hay un discurso libertario, incluso de antes de Milei, que guía a mucha gente que se va a Nordelta”.
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