En diálogo con Hay un lugar dijo que “lamentablemente desde hace algunos años la industria viene en regresión” y precisó que “el último año la situación se agravó por la ola de importaciones indiscriminadas de ropa de oriente, China y Bangladesh, donde las condiciones laborales no son las mismas que las de nosotros, los sueldos son otros, y esos países subsidian las importaciones” por lo cual “tenemos todas en contra”.
Seguido, explicó que “Argentina siempre tuvo un mercado interno importante, entonces a la industrial no le interesó la exportación y el país tampoco generó las condiciones para que eso suceda, pero es competitiva desde el punto de vista tecnológico”. Sin embargo, “la gente no tiene dinero, por eso los mostradores no venden ni lo importado ni lo nacional y la actividad está recesiva”.
Respecto a posibles herramientas para el sector, consideró que “un aspecto es el impositivo, ya que cualquier producto de indumentaria cuando llega al público tiene un 50% de impuestos. Pienso que las nuevas leyes que se piensan sancionar para bajar impuestos, podrían favorecer no sólo a la industria indumentaria, sino también a otras que atraviesan una crisis de venta”, concluyó.