En diálogo con La Siesta es Sagrada dijo que al surgir la posibilidad de hacer el trabajo “sabía que era algo complejo, yo escribía notas, pero no biografías”, y mencionó que en una edición especial para la revista Rolling Stone habló con Andrea Prodan, hermano de Luca, sobre los discos que que el fundador de Sumo había traído él a la Argentina. Luego, comenzó a hacer entrevistas que “se fueron abriendo como ventanas” y culminaron siendo 90.
“Él vino a Argentina porque quería salvarse de la heroína, con la idea de hacer trabajos agropecuarios. Y un día en Mina Clavero se pone a cantar en un cantobar algunos temas de Bob Marley y la gente queda loca”, comentó Jalil. “Volvió a Inglaterra, vendió su departamento y compró equipos, junto a una amiga inglesa que fue la primera baterista de Sumo, Sokol y Daffunchio”.
Consultado sobre qué aspecto lo sorprendió sobre Luca en su investigación, expresó: “Su necesidad de amor, de que lo quieran. Su familia lo mandó a una escuela en un internado, es el único en la historia de ese colegio que se rajó, también de la colimba, su vida fue una fuga permanente. Acá encontró refugio, era muy entrador, muy italiano en lo sentimental y muy británico en lo mental”, concluyó.